Un lugar para pensar




“Deduce un teorema milenario en un plazo de cuarenta días. De ello depende la salvación del género humano”, había dicho el Padre. ¿Cuán difícil podría ser, con tanto tiempo? Bastaba con encontrar un lugar para pensar.
“Podrían ser peores las reglas del juego”, pensó el Hijo tras aceptar el desafío. “Quién sabe qué otra prueba tendría que pasar si a ésta dijera que no”.
“O si fracasaras”, siseó la serpiente, ya en pos del Hijo que se internaba en el desierto.

Comentarios