Lakamar, el calamar

Cuando en el teléfono de mi oficina suena un timbre largo en lugar de dos cortos, la llamada proviene del edificio.

Ring...

-¿Sí?
-Buenas tardes, ¿me podría ayudar a traducir la etiqueta de un medicamento del inglés al español?
-...
-No sé cómo es el procedimiento; ¿le mando un fax?
-Perdón, pero ¿usted de dónde llama?
-Desde el Upper West Side. Soy herborista. ¿Sabe lo que es?
-Sí, claro. ¿Y cómo se le ocurrió llamarnos?
-Los llamo siempre. Usted es traductor, ¿no?
-Mire, ¿por qué no me da su teléfono y la llamo más tarde?
-Cómo no. Soy la Doctora Lee Lakamar, 212 491 91 91.

Los traductores estamos acostumbrados a recibir llamadas de misiones permanentes de los países en las que nos consultan diversas cuestiones de traducción. Nos suelen pasar la llamada de la secretaría, adonde me dirigí para preguntar si había más datos de la atípica consulta. Al parecer la llamada no venía de ellos. Decidí llamar a la doctora y decirle que no podía ayudarla.

-¿Señora Lee?
-Sí, querido.
-Llamaba para explicarle que en realidad si no se trata de una consulta diplomática oficial no puedo ayudarla, es más, lo tengo expresamente prohibido.
-¿No me diga? ¿Y para qué pago yo mis impuestos?
-¿Cómo dice?
-Los impuestos que pago a la ciudad. Son los que pagan el alquiler de las Naciones Unidas. Usted, claro, no los paga.
-Perdóneme, pero retienen parte de mi sueldo, y una suma equivalente se deduce de la cuota de mi país a la Organización.
-Era una broma, querido. Entonces ¿qué puedo hacer? ¿No conoce a nadie que me pueda ayudar? Es sólo una etiqueta, pero siempre la traducen mal y la gente termina enfermándose. Gente como usted. Esto es urgente. Nuestro tónico calma la ansiedad, endereza la espina dorsal, fortalece las defensas, facilita la digestión e impide la transmisión del VIH del medio ambiente.
-¿Cómo?
-Claro, la gente piensa que el preservativo protege y así es como se enferma.
-¿Así que los preservativos no protegen?
-Claro que no. Eso es un negocio. Igual que el AZT: la gente se atiborra de AZT y termina peor.
-¿Y entonces usted qué recomienda?
-En realidad no tendría que haber relaciones sexuales hasta un año después de conocer a alguien. Y aun así todo el mundo sabe que el VIH está por todas partes; cuando se da un abrazo, el sudor, el aliento... ¿No se dio cuenta de que no nacen más bebés? Todo el mundo está enfermo. Las autoridades de este país están enfermas. ¿No vio que en los quirófanos recogen las bacterias de los operados y ahí en el microscopio se ve todo? Porque los que inventaron el germen comieron carne humana, y el VIH ya está por todas partes.
-Mire, señora, la verdad es que no me interesa seguir hablando de este tema.
-¿Usted de dónde es?
-Argentino.
-Qué casualidad. Justo hoy estaba mirando un mapa de la Argentina.
-Fíjese...
-¿Entonces no me recomienda a nadie?
-Honestamente, con lo que me usted me dice dudo en ayudarla a difundir un mensaje que no comparto.
-Pero si todo el mundo lo sabe.
-Entonces no faltarán voluntarios que puedan darle una mano.
-Usted no es argentino. Más bien suena a africano. ¿Cómo dice que se llama?
-José.
-Usted es africano. Y suena a mala persona. Usted está muy enojado.
-Dice que no es la primera vez que nos llama...
-No, antes me ayudaba una señora francesa.
-¿Y entonces quién le pasó la llamada a mi teléfono?
-Este no es su teléfono. Es el teléfono de las Naciones Unidas. Usted es un sirviente, y su actitud no es muy servicial que digamos.
-Tengo que colgar.
-¡Que no se le olvide tomar su AZT!

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