Tango x 2


En el taller plantearon la consigna de escribir un tango compadrito, pre-"Mi noche triste", en que un fanfarrón se jacte de su dudosa moral.

Era preciso establecer un yo claramente distinto del propio, sin lo cual no puede haber fenómeno poético.

De más está decir que no encontrarán nada mío en el abominable personaje descrito en estas octavillas.


Ciclero


Soy ciclero, ¡a mucha honra!

No me cuelgan de un estribo;

enlatado en colectivo

subte o tren no me verás.

Pedalear por la avenida

no es nadar con los delfines,

mas lustrar los adoquines:

¡qué alucine sin igual!

No me frenan contramanos

ni piquetes ni radares;

surco llecas peatonales,

salto pasos a nivel.

Si un semáforo molesto

a mi Cleta sobresalta,

ni bocina le hace falta

porque nunca la engrasé…

Ciclero soy,

ésa es mi ley,

y de la calle

soy el rey.

Así nací

y moriré;

ciclero soy…

no sé ir a pie.

Singular tracción a sangre,

mi transporte no es de otarios

deportistas sedentarios,

más palanca que pedal.

Soltá el checo y da una vuelta

con mi fiel descapotable;

casi nunca llega tarde:

siempre puede estacionar.

Tu diquera silla ’e ruedas

nos fumiga y deja sordos.

Confesá sin vueltas, gordo:

me envidiás el manillar…

Si hay un embotellamiento

relojeá antes de bajarte

y no trates de alcanzarme

que te vas a hacer multar.

Ciclero soy,

ésa es mi ley,

y de la calle

soy el rey.

Así nací

y moriré;

ciclero soy…

no sé ir a pie.

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